martes, 29 de marzo de 2011

Villa Galicia, uno de los barrios de Lomas con mayor población

Según el Censo 2010, Lomas es uno de los municipios con más habitantes, después de La Matanza, La Plata y General Pueyrredón. Dentro del Partido, también hay zonas populosas.

Por SERGIO LAPEGÜE
De acuerdo al último Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010, Lomas de Zamora es el cuarto municipio más poblado de la Provincia de Buenos Aires, con 613.192 personas.
El primer lugar lo sigue ocupando La Matanza, con 1.772.130 vecinos; La Plata en segundo puesto, con 649.613, y en tercer término el municipio de General Pueyrredón (con la ciudad cabecera de Mar del Plata) con 614.350 vecinos.
Es decir, nuestro partido es uno de los más habitados del principal Estado nacional. Como es costumbre en nuestro espacio semanal, queridos amigos de La Unión, voy a recordar aspectos y datos históricos de cómo se fue formando nuestra “gran aldea” lomense.
Hoy me gustaría contarles el origen de uno de los barrios más populosos del Partido: Villa Galicia. Recién a partir de la primera década del siglo pasado, Villa Galicia se fue convirtiendo en un barrio, ya que originariamente fue apenas un caserío diseminado en pleno campo.
El gran impulso fue cuando se loteó la antigua cancha de golf que pertenecía a los inmigrantes británicos de la zona. Quienes se encargaron de esta tarea fueron los vecinos Juan Lugano y Francisco Amero, quienes ofrecieron los terrenos con amplias facilidades de pago.
El paisaje estaba salpicado por algunas amplias y arboladas quintas como las de Alejo Cabanne, conocido odontólogo de la época, que llegaba desde la calle Sarandí hasta Vicente López.
Hasta el año 1911 funcionó en Lomas Este, donde hoy es Villa Galicia, el hipódromo Lomas Jockey Club, que abarcaba un perímetro entre las calles Sarandí, Cerrito hasta Tercera Arenales (hoy Francisco Amero), general Hornos y la curva de la pista llegaba hasta Viamonte, para finalizar en Balcarce.
Ese año fue trasladado el hipódromo de Lomas a Longchamps y por un incendio, el destino final fue Temperley. En 1910, el recordado Año del Centenario, se realizó allí la celebración del 25 de Mayo con una gran fiesta.
Ese día participaron muchos alumnos de la Sociedad Sportivo Argentina, germen de una similar institución en Lomas. Entre sus impulsores estaban Pedro Tassi, Rufino Pastor, Carlos Pascali y Francisco Amero.
Más tarde se concretó este anhelo con la fundación del club Gimnasia y Esgrima de Lomas, que con los años se transformó en el Club de Pelota de Lomas, actualmente ubicado en la avenida Hipólito Yrigoyen, frente a la Plaza Grigera.
La calle Juncal atraviesa el corazón de Villa Galicia. Originariamente se mezclaban pajonales con las aguas de un arroyo cuyo cauce los chicos del lugar pescaban mojarritas.
En la esquina de lo que es hoy Juncal y Vicente López pasaba el tramo más ancho del curso de agua, que con el tiempo fue canalizado y entubado.
A medida que se fueron loteando y vendiendo los terrenos baldíos, los dueños fueron alambrando y colocando tranqueras para impedir el paso de intrusos.
Un estaqueadero de cueros para exportación dio el impulso para una incipiente industrialización de la zona, a la que había que resguardar de los cazadores furtivos que buscaban liebres y perdices.
Estas medidas dieron lugar a que se llamara “El Seguro” a ese sector y así se la conoció durante muchos años. Fue entonces un grupo de vecinos decidido a fundar una entidad que con el tiempo hizo historia en Villa Galicia, entre quienes estaban los señores Vago, Medana, Lugano, Amero, Gerardo Fernández, Albino Paisán, Andrés Sánchez, José Saavedra, Angel Marino, Andrés Calvi e Isidro Diyorio.
Porque la Sociedad de Fomento de Lomas Sud Este fundada el 14 de febrero de 1915 se levantó en Joaquín V. González 247 e hizo punta en esa barriada.
Fue fundamental para que poco a poco llegara los pasos de piedra, pavimentos, luz eléctrica, alcantarillas, veredas y todo lo que significara progreso.. Como dato anecdótico y muy pintoresco fue durante una visita histórica al país..
El presidente de Brasil, Manuel Ferráz de Campos Salles, llegó a Buenos Aires invitado por su colega argentino, general Julio A. Roca.
En uno de los banquetes que se sirvió para agasajarlo, uno de los platos fue condimentado con arvejas cosechadas en una quinta de Villa Galicia, ubicada por muchos años en Cerrito y Sarandí.
Otra historia curiosa y muy recordada del barrio fue el voraz incendio de la fábrica de jabón y grasa para exportación, que además tenía un enorme galpón para saladero de cueros.
Este hecho ocurrió en el verano de 1908 y las pérdidas de las instalaciones fueron totales, dejando sin trabajo a muchos obreros de Lomas. Sus dueños, Juan Lugano y Francisco Amero, lo cerraron definitivamente.
En fin, amigos, con estas pinceladas de la rica historia barrial, en este caso Villa Galicia, un lugar donde encontraron refugio en las primeras décadas del siglo pasado los inmigrantes españoles y también italianos.
Un barrio donde hoy viven, trabajan y estudian miles de lomenses, formando parte de esta realidad habitacional importante de la provincia. No se olviden, Lomas es el cuarto partido más poblado del Estado bonaerense.

Don Florencio Sánchez, otro vecino ilustre de Banfield

El fundador del teatro rioplatense y autor de relevancia en Latinoamérica vivió en una casona hoy desaparecida, que compró gracias a la venta afortunada de ”Barranca abajo”.

Por SERGIO LAPEGÜE
Hace pocas semanas, repasamos la vinculación de Julio Cortázar con Banfield, barrio donde vivió buena parte de su infancia.
Hoy recordaremos el paso de otro gran escritor, fundador del teatro rioplatense y autor de relevancia de la escena latinoamericana: don Florencio Sánchez.
También esta re c o – nocida personalidad de la cultura vivió en Banfield, en una amplia casona hoy desaparecida. Nació en Montevideo en 1875, en una familia humilde.
Ya de chico mostró una personalidad inquieta, sensible por la cultura popular. En su juventud se sumó al Centro Internacional de Estudios Sociales y creó su primera obra de teatro, “Puertas Adentro”, en 1897.
Compartió esta faceta con el periodismo y se destacó como cronista en varias publicaciones uruguayas. Decidió “cruzar el charco” y vivió fugazmente en Entre Ríos, Rosario hasta llegar a Buenos Aires.
En la Argentina escribió la mayor parte de sus obras, estrenadas sobre todo por la compañía de los hermanos Podestá. Consiguió llevar a escena una veintena de piezas en un breve lapso de seis años, desde 1903, en que estrenó la inolvidable “M’hijo el dotor”, hasta 1909, con la última de ellas, “Un buen negocio”.
La incipiente tradición escénica local y las corrientes teatrales europeas le dieron los fundamentos de su fuerte realismo, congruente con su postura ideológica y su gran capacidad de observación.
Se propuso llevar a la escena un panorama de la realidad rioplatense en el que se visualizara la problemática social y sus derivaciones éticas. El resultado de sus planteos fue amplio y matizado.
Abarcó desde el submundo del hampa “La tigra y Moneda Falsa” (1907), hasta las clases altas “Nuestros hijos y los derechos de la salud (1907); desde la realidad rural “El desalojo” (1906), hasta la urbana, en algunas de sus mejores piezas como “En familia y Los muertos” (1905).
Se enamoró de una chica entrerriana, Catalina Raventós, a quien llamaban “Catita”. Decidió ponerse de novio, pero los padres de ella se oponían por el inestable y mal remunerado oficio de periodista del pretendiente.
Es recordado el argumento que utilizó el joven Florencio ante esa familia: “Por el momento, no dispongo de lo necesario para mantener un hogar, pero nos casaremos cuando sea célebre”. Y no se equivocó.
En 1903 escribió y estrenó su mayor éxito, “M’hijo el dotor”. El 25 de setiembre de ese año se casó con Catalina y sus padrinos de boda fueron José Ingenieros y Joaquín de Vedia.
Gracias a la venta afortunada del manuscrito de “Barranca abajo”, Sánchez compró la casa en Banfield, la que compartió con su esposa y con su prima Isabel y con su hermano menor Alberto “el Gurí”, quien con el tiempo será igualmente dramaturgo y sainetista y se casara con una hermana de Catita.
La casona de Banfield tenía un gran parque y muchos animales silvestres, entre otros, una calandria y una garza amaestrada. En el teatro de Sánchez hay una intuición de la psicología del ambiente, del lenguaje y el ritmo teatral.
Sus sainetes trajeron elementos nuevos: disminuyeron el elemento folclórico y acentuaron la humanidad de los personajes humildes en la lucha por la vida.
Una de las obras que marcaron el inicio de su éxito en la Argentina fue “El canillita” (1903), cuyo protagonista era un joven vendedor de diarios.
Al popularizarse la obra, este fue el apodo que tomo el oficio de los jóvenes que voceaban y vendían los periódicos. Obviamente, Sánchez no pudo mantener el ritmo tan acelerado de los últimos años y, fatigado y enfermo, se refugió en la estancia de su primo Joaquín Sánchez para descansar.
Desde allí envía la carta a Scarzolo sobre su dolencia de corazón que pronto puede hacerle “crepar”, aunque esa no fue la enfermedad que lo llevaría muy joven a la tumba. Florencio, en 1909, puedo realizar su sueño de un viaje a Europa.
Es conocido el afán de los autores latinoamericanos y sobre todo los rioplatenses de la generación del 80, por conocer el Viejo Continente.
Para un dramaturgo como Sánchez, los nuevos escenarios además le permitirían encontrar nuevos temas y ambientes para su teatro.
Después de vivir sin mucho dinero en ciudades italianas y francesas, enfermo de tuberculosis, murió a las 3 de la madrugada del 7 de noviembre de 1910 en el Hospital de Caridad Fate Bene Fratelli de Milán, donde había estado internado cinco días antes por una bronquitis en el pulmón izquierdo.
El 21 de enero de 1921 sus restos mortales llegaron a Montevideo y fueron llevados al Panteón Nacional. Pero lo dicho, don Florencio Sánchez, padre del teatro Rioplatense, dejó su marca en Lomas de Zamora.